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martes, 14 de marzo de 2017

Técnicas para enseñar a los niños a enfrentarse a las burlas


Estamos preocupados con la incidencia del acoso entre niños y adolescentes, hemos tenido dos charlas que la policía nacional nos ha dado...pero parece que todo es poco para acabar o prevenir este problema . He encontrado este material en Internet y humildemente lo comparto esperando que pueda servir para paliar el problema o dotar a los niños de  herramientas para protegerse de las burlas de los demás.(Imágenes educativas.com)
Las niñas y los niños que son molestados en el entorno escolar frecuentemente no quieren ir al colegio. Las burlas pueden ocurrir en cualquier parte (calle, autobús, clase, pasillos, patio, lugares de reunión infanto-juveniles…) y es difícil prevenirlas a pesar de los esfuerzos de familia y centros educativos para crear un buen clima de cooperación. La mayoría de niñas y niños pequeños se enfadan automáticamente si les llaman por un mote o tratan de ridiculizarlos de alguna forma. Los padres no siempre pueden proteger a sus hijas y/o hijos de estas situaciones dolorosas pero pueden enseñarles estrategias útiles para ayudarles a afrontarlas. Si se aprenden estos mecanismos a temprana edad, estarán mejor preparados para afrontar retos sociales y conflictos más trascendentes antes, durante y después de la adolescencia. Es importante tener en cuenta que el conflicto es inherente a la relación humana y que no todos los conflictos generan o terminan en problemas.
¿POR QUÉ SE BURLAN LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES?
Se pueden burlar por diferentes razones:
Por llamar la atención. Burlarse es una manera efectiva de recibir atención negativa. Téngase en cuenta que recibir atención negativa es mejor que no recibir ninguna atención, que ser ignorado.
Por imitación. Algunos niños o niñas modelan o imitan lo que sucede con ellos en la familia, o en otros ambientes, actuando de la misma forma con compañeros o compañeras de la escuela o del barrio. Puede tratarse de chicos o chicas que viven algún tipo de molestia, agresión o violencia en su medio familiar o en su entorno cercano.
Por tener sentimientos de superioridad y poder. Muchos niñas o niños burlones se sienten superiores cuando intimidan a otros, o podrían sentirse poderosos cuando la burla enfurece a otras personas (Olweus, 1993).
Para ser aceptados en su grupoLa necesidad de pertenencia puede ser tan fuerte que haga que se burle de otros para ser aceptado por los niños o niñas considerados más populares.
Por no aceptar las diferencias. La falta de entendimiento de diferencias podría ser el factor fundamental en algunas burlas. A veces no están familiarizados o no entienden diferencias de cualquier tipo, culturales, físicas, de carácter, étnicas…. En algunos casos, una persona con un problema físico o de aprendizaje podría ser el objeto de las burlas en lugar de recibir ayuda o, simplemente comprensión y aceptación por el hecho de ser diferente.
Por influencia de los medios de comunicación masiva. Las niñas y los niños están frecuentemente expuestos a burlas, comentarios vejatorios, sarcasmo y a falta de respeto en muchos de los programas de televisión dirigidos a ellos e Internet.

Para que los demás identifiquen que hay personas que fallan en las mismas cosas en las que fallan ellos pero de forma más torpe o evidente.

CÓMO PUEDEN AYUDAR PADRE Y MADRE
 Cuando su hijo/a es objeto de burlas, es importante:
Ver el problema desde el punto de vista del niño o niña, sentarse y escucharle atentamente y sin juzgar. Escuche mientras describe cómo lo están molestando, dónde ocurre y quién lo está molestando. Entienda y valide los sentimientos de su hija o hijo. No se apresure a dar consejos, a lanzar críticas, deje que primero hable tranquilamente. Las siguientes estrategias pueden servir de ayuda:
  • La reacción no debe ser exagerada. Cuando padre o madre reaccionan con exageración, pueden influir en la reacción exagerada del niño o niña, pueden hacer que la chica o chico vea el problema como fuera de sus posibilidades de resolución, y que pierda capacidad de afrontamiento. Podría ocurrir también que dejara de contar cosas en el futuro para evitar un disgusto a su padre o madre.
  • Darle capacidad de resolución con frases como “tú puedes manejarlo, te voy a ayudar” “¿Qué cosas se te ocurren que puedes hacer para que esto se resuelva?”
  • Invitar al niño/a a seleccionar sus amistades entre la gente que lo trate bien. Gente que le haga sentirse bien.
  • Revisar su propio comportamiento con su hijo o hija. Padre y madre son un modelo de comportamiento. Hay que revisar si en las relaciones familiares se producen situaciones en las que las burlas son frecuentes.
  • Ayudar al hijo o la hija a distinguir cuando una broma es una broma (todos nos reímos juntos y lo pasamos bien) a una “pasada” (Nos reímos algunos y no todos lo pasamos bien. Nos reímos de alguien). La gran diferencia está en reírnos con alguien o reírnos de alguien.

Pautas para padres

  • Los padres deben tener en cuenta que tarde o temprano casi todos los niños serán víctimas de alguna burla.
    • Para prevenir el sufrimiento:
      • Refuerce su seguridad con amor.
      • Inculque a sus hijos sentido del humor desde pequeños.
      • Practique a menudo el arte del chiste.
      • Procure aumentar en sus hijos la capacidad de reírse de sí mismos.
      • Enséñeles a no tener miedo al “qué dirán”. Y en casos de niños muy sensibles, o si las burlas ocurren por un período de tiempo excesivo, la intervención de los padres es aconsejable.
    • Para ayudar a superar las burlas:
      Lo mejor que los padres pueden hacer para ayudar a sus hijos cuando se burlan de ellos es enseñarles maneras apropiadas para responder a las burlas. A continuación se ofrecen algunas pautas que los padres pueden hacer para ayudar a sus hijos con las burlas.

    Busque información

    Los padres deben averiguar detalles de las burlas por medio de sus hijos. Por ejemplo, deben averiguar la razón de las burlas, donde ocurren, como han reaccionado sus hijos, y qué sucede después de la ocurrencia. Los padres deben tratar de llevar una cuenta de esta información durante unos días para conocer la causa que provoca las burlas, si sus niños hacen cosas que las provocan, y si suceden regularmente.

    Enseñe respuestas apropiadas

    Hay muchas cosas que los niños pueden hacer para responder a las burlas sin burlarse de otros:

    Ignorarlas

    Muchos niños burlones se dan pronto por vencidos cuando se dan cuenta que no tienen audiencia. Los padres pueden enseñar a sus hijos a ignorar las burlas dándose media vuelta y retirándose sin decir nada. También pueden enseñar a ignorarlas replicando con un viejo refrán castellano “A palabras necias, oídos sordos”. Los padres deben asegurarse de que sus niños sean firmes en este comportamiento, ya que al principio el niño burlón tratará más de hacer que el niño vulnerable reaccione, por esto es importante que sean firmes y no reaccionen. No tardará mucho tiempo hasta que el niño burlón se dé por vencido.

    Aprender respuestas rápidas

    Algunas veces una respuesta rápida confundirá al niño burlón. Pero es importante que esta respuesta no sea en forma de burla o decirle al otro niño un insulto. Si las burlas son a menudo iguales, los padres pueden enseñar a sus hijos respuestas específicas. Por ejemplo, a la broma “Tu usas botas de soldado,” el niño puede responder “¡Claro¡ porque soy valiente¡.” O si las bromas son diferentes los niños pueden decir, “Yo sé que quieres que me enfade, pero no me importa lo que dices, no te va a funcionar.”

    Jugar a las burlas

    Es importante que los padres practiquen jugando con sus hijos cualquier respuesta que se les ocurra. Pueden actuar ciertas situaciones. Ridiculizando en casa al niño burlón. Los padres pueden interpretar el papel, diciendo las cosas a sus hijos de la manera en que un niño burlón lo haría, y hacer que sus hijos practiquen las respuestas. Esto no solo ayudará a que los niños superen las burlas. Como resultado de este juego, las burlas seran menos efectivas. También ayudará a que los niños desarrollen maneras apropiadas de responder a las burlas. Cuanto más practiquen jugando respuestas apropiadas, mayor es la probabilidad de vencer al niño burlón.

    Proporcione mucho amor y comprensión

    Una vez que los niños han explicado en casa su problema comente de con frecuencia: “cuando yo era pequeño también había en clase un niño que me llamaba…y yo le decía….”. Con sus comentarios procure que su hijo se sienta no sólo amado sino también comprendido. Tiene que encontrar un método que funcione, busque con esfuerzo historias de burlas con final feliz. Los padres deben sobretodo asegurarse de que sus hijos comprenden bien cuán orgullosos se sienten de ellos cada vez que tratan de resolver situaciones burlonas difíciles.
    Si las burlas suceden en la escuela o en la guardería, hable con el maestro o la persona encargada de los niños. El o ella también deben ayudar.
    Pautas que pueden realizar los profesores:
  • Hablar en clase sobre el significado de las burlas. Porque no sólo sufre el niño vulnerable, el niño burlón también sufre -y mucho- en su psiquis con este mal comportamiento.
  • Contar cuentos donde las burlas sean superadas..Por ejemplo “El patito feo”
  • Poner películas donde el comportamiento de las burlas se afee o salga mal parado. Por ejemplo en “Dumbo” los compañeros se ríen al principio de las grandes orejas que tiene el elefantito.
  • Jugar a las burlas entre compañeros. Cada niño tiene que hacer una gracia del siguiente, y el último del profesor o profesora.
  • Corregir al burlón en público.
  • En casos graves consultar con el psicólogo de la escuela.

sábado, 6 de junio de 2015

El bilingüismo y el negocio del inglés La presión para acreditar un segundo idioma ignora los ritmos de aprendizaje y desprecia la opinión de los educadores


Con el nuevo siglo, los centros educativos bilingües se extendieron por las Comunidades Autónomas como las setas, y hoy, para muchos, el marbete de calidad de un colegio es que en el rótulo de su puerta pueda leerse que es “bilingüe”, aunque no siempre se sepa qué significa exactamente la etiqueta. La Comunidad de Madrid se destacó del resto en la carrera por la designación de centros bilingües dentro de la red pública, y tras diez años de funcionamiento ha implantado el bilingüismo en 340 colegios y 100 institutos. Se desarrollaron currículos académicos integrados en los que, por lo general, excepto Matemáticas y Lengua Castellana y Literatura, cualquier área podría impartirse en inglés. Como el profesorado no estaba lo suficientemente preparado para enseñar otras materias en esa lengua, se llevaron a cabo programas de formación inicial y permanente, cursos intensivos, estancias en el extranjero. Los resultados fueron acelerados y desiguales, pero la gran mayoría de los docentes implicados consiguió acreditar más de un nivel B2 del Marco Común Europeo de Referencia de las Lenguas. Quizás, como han apuntado muchos, el esfuerzo de los docentes no los haya convertido en bilingües y su nivel no sea suficiente, o generalizado, para enseñar la Historia de España o la Biología en inglés. Es posible, como indicaron otros, que los alumnos no hayan asimilado convenientemente los contenidos de las asignaturas al ser impartidas en esa lengua. Tal vez, como se señalaba también, el programa haya producido efectos negativos sobre los alumnos con familias de menor nivel educativo o sobre las relaciones laborales y la composición de las plantillas en los centros. Pero el proceso era imparable. Después llegaron los profesores nativos, a quienes se pedía la misma titulación que a los funcionarios pero sin oposición, y, últimamente, los “profesores expertos con dominio de lenguas extranjeras”. Una retórica amparada por el marketing y la cobertura legal que ha ido conformándose a lo largo de la última década. En paralelo, además, se desarrolló el gran negocio de la evaluación. Se determinó que los alumnos deberían realizar evaluaciones externas para comprobar su nivel de inglés al final de cada antiguo ciclo, en 2º, 4º y 6º de Primaria. También en 2º y 4º de ESO. Unas pruebas que, de ser necesarias, no las aplica una institución pública nacional de prestigio, sino que se les encarga —la prueba final de Primaria y la de Secundaria—a la Universidad de Cambridge y —en los otros niveles de Primaria— a Trinity College de Londres. Estas instituciones son pioneras en la implantación y desarrollo de los sistemas de acreditación del conocimiento del idioma inglés. Surgidas inicialmente como corporaciones autónomas dentro de prestigiosas universidades, pronto sus creadores fueron conscientes de la dimensión económica que representaban las pruebas y del negocio de las certificaciones a escala global. Sirva de ejemplo que, en este curso, una de las modalidades de examen que ofrece Trinity College cuesta entre 40 y 60 euros. Por su parte, un PET (Preliminary English Test) que ofrece Cambridge cuesta por encima de los 100 euros. El credencialismo académico es una carga económica y no es relevante en la enseñanza o en la vida profesional futura de los niños Estos exámenes externos no se ajustan estrictamente al currículo del curso, sino que son establecidos por las instituciones en función de sus propios protocolos, alineados con los niveles del Marco Común Europeo. Aunque según la norma solo la prueba de 6º de Primaria tendría carácter obligatorio y solo para los alumnos que deseen continuar sus estudios en la sección bilingüe de un instituto, desde la Comunidad de Madrid se tiene un interés desproporcionado en que todos los niños y niñas de segundo y cuarto de Primaria se examinen también y acrediten sus conocimientos. Para ello, en los centros se desarrolla cada año un intenso proceso de preparación específica y de selección del alumnado que cada colegio habrá de presentar a las pruebas externas. En ocasiones las escuelas han recibido incluso llamadas de la Consejería interesadas en conocer si se presentan todos y sugiriendo la conveniencia de que fueran más los que lo hicieran. En última instancia, la Administración reclama una justificación minuciosa de las ausencias. Esto, en el mejor de los casos, no solamente significaría un llamativo desconocimiento de las peculiaridades y desemejanzas en los ritmos de aprendizaje de cada niño en cada etapa de su crecimiento y una presión adicional sobre familias, alumnos y docentes, sino un evidente desprecio por las decisiones que adopta el profesorado especialista y una indiferencia por la opinión de los padres que, en ocasiones, son los primeros en manifestarse en contra de que sus hijos participen en las pruebas. La acreditación de estos conocimientos mediante pruebas externas a una edad tan temprana no dejaría de ser una cuestión verdaderamente sorprendente, innecesaria por su nula repercusión en la vida académica y profesional futura de esos niños, que se integraría como una lamentable anécdota más en la absurda dinámica obsesiva del credencialismo académico, si no fuera por sus repercusiones económicas. Según datos que publica la Comunidad de Madrid y estimaciones para este año, desde que el programa arrancó hace diez cursos se habrían presentado más de 200.000 alumnos a las pruebas. Una cifra que sustenta el negocio en torno a esas pruebas innecesarias, un negocio que la ciudadanía asume al parecer como inevitable. No se puede renunciar al aprendizaje del inglés y otras lenguas extranjeras en el sistema educativo público, pero no nos obsesionemos con ser bilingües a cualquier precio. Y mucho menos por preguntarnos a cada rato si lo somos, pagando —eso sí— para que nos respondan. Ángel Santamaría es autor de Heducación se escribe sin hache, Editorial Debate. (Visto en EL PAÍS)

lunes, 19 de enero de 2015

Noelia López Cheda.Refelexión sobre el uso del WHATSAPP...en los grupos de papis en el cole

Recuerdo la primera vez que envié y recibí los deberes que se había olvidado Enma por el grupo de whatsapp de las “madres” del cole.
“¡Qué maravilla esto!” pensé inocente de mi sin saber entonces que se iba a convertiren un monstruo que me engulliría en una vorágine de mensajes a partir de las 6 de la tarde con listado de tareas unido a mil fotos de los libros, ejercicios…que me saturaban el espacio del teléfono y cuando tenía que hacer una foto me decía: “memoria llena”. 
El día que VI LA LUZ lo recuerdo con bastante claridad. Fue así:
- Enma: “mamá se me ha olvidado la hoja de los ejercicios de matemáticas, ¿lo dices en el grupo y que te lo manden?”.
Yo como madre solícita, amantísima y servicial me dispuse a hacerlo mientras dejaba las llaves en la entrada, soltaba el bolso en la silla, me sacaba el teléfono del bolsillo y dejaba la bolsa de la compra en el suelo. ¡”Multitasking” en acción!
Entonces algo me paralizó. Fue algo así como UN BOFETÓN DE REALIDAD. Me quedé mirando el teléfono a la vez que veía varios emails de clientes parpadeando en la pantalla y entonces COMPRENDÍ.
Pero ¿qué narices estoy haciendo? pensé. SE ACABÓ.
  • Enma cariño, no es mi responsabilidad que se te hayan olvidado los deberes, es la tuya, por lo tanto mañana dices a la profesora que no los llevas porque se te olvidaron y que la próxima no se te olvidarán.
  • Pero ¡¡¡mamá!!!! ¡¡me pondrá mala nota!!!!!
  • No pasa nada, la próxima seguro que ya no te la pone.
  • Y ¿por qué no lo pides al grupo CON LO FÁCIL QUE ES?
  • Pues precisamente porque ese grupo no está para ser el paralelo de tu agenda sino para cosas urgentes del colegio. Tú no debes confiar en que el móvil de tu madre responda a tus olvidos ya que, es tu responsabilidad traer tu agenda con tus ejercicios. Yo tengo mi agenda y no te pido a ti que me recuerdes si tengo que responder a un cliente, si tengo que preparar un material….así que cada uno debe asumir su parte.
  • Tomado del blog de Noelia López Cheda, esta interesante reflexión sobre la falta de autonomía de nuestros hijos o el hecho de evitar responsabilidades pues está el  WHATSAPp...