miércoles, 24 de noviembre de 2010

ESTIMULACIÓN TEMPRANA Y APRENDIZAJE DEL INGLÉS

G. DOMAN: "De los 0 a los 4 años es el período óptimo en el que el cerebro está estructuralmente destinado y su potencial organizativo preparado para la adquisición de lenguajes. Es lo que los profesionales llaman la "ventana temporal". Una vez pasada esta edad se "cierra" la ventana y el aprendizaje de los diferentes lenguajes va a estar sometido a grandes esfuerzos (salvo por inmersión en el medio lingüístico concreto)."
V. ESTALAYO Y R. VEGA: " Los primeros meses y los primeros años de la vida del niño, son decisivos para el logro de una buena maduración auditiva. La razón es que, entonces, se registran los sonidos en el cerebro, tal cual son; posteriormente, en cambio, se perciben de forma imperfecta y, por consiguiente, se reproducen mal. ¿Quién es capaz, por ejemplo, de aprender una lengua extranjera con tal perfección, que nadie sospeche siquiera que no es su lengua materna? Sólo el niño pequeño."
Cuando la 2ª lengua se adquiere a la vez que la 1ª el cerebro mantiene los dos sistemas diferentes y los utilizará por separado.Todos los idiomas utilizan las mismas frecuencias bajas, varían de 125 a 250 Hz. Sin embargo, las frecuencias más altas difieren mucho de unos idiomas a otros. El inglés, por ejemplo, utiliza gran cantidad de sonidos agudos, que van desde los 2.000 a los 12.000 Hz. El castellano utiliza frecuencias de 1.000 a 3.000 Hz.
Nuestros oídos, al estar constantemente escuchándonos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean, están más acostumbrados a las frecuencias de nuestra lengua materna. La realidad es que somos "sordos" ante las frecuencias utilizadas en otros idiomas. Y esto se explicaría porque las células cerebrales que reciben las frecuencias extranjeras no han desarrollado tantas conexiones como lo han hecho las que reciben las frecuencias que nos son familiares.
A. TOMATIS: "Por el hecho de no poder oír las frecuencias extranjeras, no podemos pronunciarlas correctamente. Y lo que es peor, no podemos memorizarlas con facilidad."
El niño tiene la percepción de gama de frecuencias más abierta que un adulto. El profesor ideal para enseñar inglés a un niño pequeño es el profesor nativo, pues le hablará con los sonidos que el niño es aún capaz de percibir y reproducir. Más adelante, bastará con que sea un buen profesor, una vez que el oído del niño ya crecido o adulto deja de distinguir determinadas frecuencias, lo mismo dará que el profesor sea nativo o no, siempre que su conocimiento del idioma sea adecuado. Lo conveniente es que los niños aprendan la pronunciación correcta desde el principio, pues es algo que les quedará para su futuro aprendizaje del idioma, y es algo imposible de conseguir una vez que se alcanza determinada edad.
Para el aprendizaje de los idiomas también se puede utilizar la técnica de los bits de inteligencia, mediante la preparación de lo que en inglés se llaman flashcards. Son carteles de información visual, igual que los bits, pero no tratan temas alejados del entorno del pequeño (conocimientos enciclopédicos), sino todo lo contrario: se tata de enseñarle al niño palabras muy sencillas que sean a la vez significativas por su relación afectiva con ellas (palabras de la familia, de la casa, juguetes, etc.). Estas imágenes también irán acompañadas por carteles de palabras (aunque no se muestran estas palabras a la vez que las imágenes) y se pasarán frente al niño una cada segundo durante 10 veces.
La estimulación con el segundo idioma incluirá además, canciones, poemas, cuentos, vídeos, juegos, etc.
En casa la mejor manera de introducir un segundo idioma es hablándole al niño en el mismo. Pero esto resulta fácil solamente a aquellas personas que tienen ese segundo idioma del niño como lengua materna y les sale con fluidez y naturalidad. La mayoría de las madres y padres necesitan por encima de todo comunicarse con sus hijos de forma plena y satisfactoria, y esto sólo es posible utilizando el lenguaje con el que nos sentimos emocionalmente identificados. Hay, sin embargo, muchas cosas que se pueden hacer, siempre de modo lúdico y en determinados momentos del día. Que mamá o papá cambien de idioma durante un ratito todos los días no tiene por qué suponer un problema, aún así, si los niños protestan es mejor no hacerles mucho caso y seguir adelante pues acabarán por acostumbrarse a ello.
Los paseos por la casa nombrando cosas en otro idioma, adivinando dónde están las que se mencionan o corriendo a tocarlas… pueden resultar actividades divertidas. También se pueden colocar carteles con el nombre de las cosas de la casa para que el niño se habitúe a ver palabras en el otro idioma.
Sobre todo cuando se trata de inglés, el hecho de que el niño pueda reconocer las palabras escritas a la vez que las oye pronunciadas es de vital importancia debido a la difícil ortografía del idioma, el recordar cómo se escriben las palabras le ayudará en su futuro aprendizaje de la lengua.
(Procede de Rosina Uriarte)

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